viernes, 6 de septiembre de 2013

El Dodecaneso

En Kos desembarcaron nuestros dos grumetes Joaquim y Mireia y dejaron sitio a Kyrill. Entre desembarco y embarco entablamos amistad con Manolis, el simpático propietario de un bar muy acogedor situado en primera línea de mar a las afueras de Kardamena. Ese bar a sido nuestro lugar de despedidas, de reencuentros, de barbacoas y de cervezas bien frías. También ha sido un lugar de nuevos encuentros pues allí conocimos a Simon, un hombre de Nueva Zelanda que andaba de camino a una boda de un amigo en Irlanda pero que se desvió de su ruta y se coló en nuestro barco por unos días. ¡Tengo que confesar que al principio fui un poco reticente a la propuesta pero ha resultado ser una bonita experiencia! 


Así pues, Kyrill, Simon, Olivier y yo pusimos rumbo a Symi, otra isla perteneciente al Dodecaneso. Allí hemos pasado varios días en diferentes calas, siempre rodeados de parajes desérticos, aguas transparentes y alguna que otra cabra suelta. El puerto principal de la isla es un verdadero caos de goeletas y veleros por doquier y más de un navegante nos ha aconsejado de no mojar el ancla allí porque nunca se sabe si después se podrá levarla sin problema... Aunque también cabe decir que vale la pena visitar la ciudad.



Luego nos dirigimos a Tilos. Allí amarramos en el puerto gratuitamente ya que la persona que se ocupaba de cobrar no recibía su sueldo, así que dejó de cobrar a los barcos. Esta isla no recibe mucho turismo y es un lugar agradable para pasar unos días. El paisaje sigue siendo el mismo, altas montañas, acantilados que surgen del agua y vegetación desértica. Es un paisaje espectacular y muy bonito, diferente a lo visitado hasta ahora.

Desde ese puerto nuestro kiwi tomó un ferry rumbo hacia su destino inicial, la boda de su amigo en Irlanda.

Nosotros intentamos volver a Kos pero el Meltem atacó de nuevo. En cuanto pasamos el cabo para poner rumbo a nuestro destino unas fuertes ráfagas de unos 40 nudos nos hicieron tomar la decisión de volver a puerto. Kyrill tomó un ferry para encontrarse con su novia Camille y de allí cogieron otro ferry para reunirnos todos en la isla de Rhodos. Un pequeño descenso del viento y un rumbo de buen través nos permitió a Olivier y a mí llegar a esta otra isla sin problemas.

Ahora mismo nos encontramos en Lindos, una bonita cala protegida del Meltem. El pueblo, turístico 100%, está coronado por una mezcla de ruinas griegas y castillo amurallado.


Fondeo tranquilo protegido del viento del Norte


Una proa de bonitas formas al pie de la escalera que lleva a las ruinas de Lindos.
La hora de las sombras ha llegado...




Anoche tuvimos una pequeña sorpresa... Volviendo hacia la cala donde habíamos dejado nuestro chinchorro descubrimos que... ¡el chinchorro no está! Camille y yo tuvimos que volver nadando al barco y Olivier y Kyrill también tuvieron que darse un baño nocturno después de inspeccionar la playa del pueblo para ver si lo encontraban... Por suerte esta madrugada lo hemos divisado atado a unas rocas, nuestro chinchorro no es famoso por su “manejo fácil” así que el caco no pudo ir muy lejos. Hemos estado buscando los remos toda la mañana pero no aparecen. ¡Cómo veamos al gracioso que ha intentado quitarnos nuestro super-chinchorro lo vamos a dejar verde!



lunes, 19 de agosto de 2013

Pasada rápida por las Cíclades

Recogimos a Joaquim en la isla de Aigina y ese mismo día pusimos rumbo al este, hacia la isla de Kithnos. La travesía empezó sin apenas una brisa y a medida que nos fuimos acercando a nuestro destino pudimos ir apreciando cómo los vientos predominantes de esta época se iban imponiendo. Y con ellos nuestras velas se iban reduciendo de manera considerable. ¡Menudo genio este Meltem!


Ya situados en las costas de Kithnos, más concretamente en la bahía de Ormos Apokriosis, encontramos fondeados a nuestros amigos del Common Sense y juntos decidimos entrar en el puerto de Merichas ya que el viento iba a subir en los próximos días y de esta manera el acceso a tierra es siempre más cómodo. El puerto está bien al abrigo pero para atracar de popa al muelle hay que asegurarse de que el ancla está bien cogida ya que el fondo es profundo y rocoso. La popa del Common Sense sufrió algún que otro golpe contra el muelle por culpa de esto...


Las islas Ciclades son características por su paisaje árido y rocoso. Paseando por el interior solo encontramos muros de piedra por doquier, matorrales con pinchos, capillas ortodoxas y alguna que otra higuera con unos frutos deliciosos. De vez en cuando también se encuentran pequeños pueblos de calles estrechas muy bien cuidadas y muros blancos y espesos que ofrecen al caminante un cobijo muy apreciado cuando el sol está en lo más alto. 



 ¡Y gracias a nuestro cazador intrépido nunca nos falta pescado fresco de todo tipo! Esta vez Olivier nos ofreció una “boullabaisse” antes de zarpar hacia nuestro siguiente destino. ¡Después de un plato así se enfrenta uno al Meltem de otra manera!



Anclar en Mykonos no fue tarea fácil. Como siempre el Meltem empezó a soplar duro al medio día y entrar en el nuevo puerto de la ciudad con las ráfagas que venían fue imposible. Decidimos entonces dirigirnos hacia el sur de la isla y mojamos el ancla en Kalo Livadi. Muy buen fondeo (aguantamos estoicamente ráfagas de hasta casi 50 nudos) pero las motoras que arrastran a los turistas en cosas flotantes a alta velocidad hacen que la natación resulte un tanto peligrosa... Allí se nos unió Laurent, el padre de Olivier, que tubo que embarcarse a nado ya que con nuestro chinchorro a remos era imposible alcanzar la costa. ¡Sin embargo Marino, mi padre, tubo más suerte! A los pocos días aprovechamos que el viento se calmó un poco y pudimos atracar en el nuevo puerto de Mykonos. En esta época del año este viento predominante sopla sin cesar así que la decisión de salir a navegar se debe tomar cuando “no sopla tan tan fuerte”...


Por tanto decidimos que la semana en la que teníamos a los dos papis a bordo no moveríamos el barco del puerto. Hemos visitado juntos la pequeña isla de Delos, la que fue la más grande ciudad antigua del mar Egeo. La leyenda cuenta que la diosa Léto, seducida y luego abandonada por Zeus, erró por el mundo llevando el fruto de sus relaciones con el maestro de los dioses. Héra, esposa de Zeus, prohibió su acogida en la tierra así que la pobre Léto solo pudo encontrar un pequeño islote miserable para dar a luz a Apolón y Artemis. La isla fue creciendo en prosperidad y deseada tanto por griegos, egipcios y romanos. A partir del siglo IV antes de J.C. se fue convirtiendo poco a poco en el principal puerto del Mar Mediterráneo oriental. Su situación en el centro del Egeo y su carácter sagrado explican este prodigioso desarrollo económico. La isla fue el gran mercado de cereales y de esclavos de la Grecia oriental, así como el centro de almacenaje y redistribución de aceite, vino y madera. Alrededor del siglo I antes de J.C. llegó a alcanzar los 25.000 habitantes. ¡Imaginad la cantidad de ruinas que se encuentran en una isla de 3,6 Km2! 








Y como no, también hemos visitado Mykonos en moto... ¡Eso si que ha sido una aventura!






Ahora mismo os escribimos desde Kos. En Mykonos nos despedimos de nuestros progenitores y saltamos de las islas Cíclades al Dodecaneso. Una vez llegue nuestro nuevo grumete, Kyrill, imagino que volveremos a las Cíclades... ¡Nos quedan aún muchas islas por visitar si el Meltem nos lo permite!

martes, 23 de julio de 2013

Vientos predominantes

Volvemos a ponernos en ruta pero, eso si, tomándonos nuestro tiempo y mostrando siempre nuestro máximo respeto por las decisiones de los dioses Zeus y Poseidón. ¡Por el momento hemos podido observar que tienen un buen genio estos dos juntos!

Después de nuestra vuelta a bordo hemos pasado aún una semana más en Poros (un muy buen abrigo de cualquier viento y una señal wifi correcta). Olivier ha acabado su magnífico arpón y yo he estado trabajando sobre un pequeño proyecto que hemos emprendido mis primos y yo. Por el momento no tenemos nada muy bien definido así que no os lo puedo enseñar. Lo que si que os puedo mostrar es el trabajo de Olivier. ¡No le digáis que he colgado las fotos porque aun no está barnizado!



En esta foto se puede apreciar el pequeño vendaje en uno de los dedos del creador. El día del estreno se comprobó que se tenía que hacer algún que otro retoque final...

Una vez el barco se encontró a son de mar zarpamos hacia lares desconocidos. La primera navegada fue de unas 2 millas (aprox. 4km). Si, si, ya os he comentado al principio que nos lo hemos tomado con calma... El día de mi cumpleaños me apetecía pasarlo en un sitio tranquilo y de aguas cristalinas. En la misma bahía encontramos un rincón desierto donde no había nadie y nos pareció que correspondía perfectamente con mis deseos. Nos sorprendió un poco porque en esta época del año te encuentras barcos hasta debajo de las piedras. Pero bueno, nos pareció un buen sitio. Y al cabo de poco tiempo descubrimos el porqué... ¡Avispas a montones inundaron la cubierta del pobre Hephaïstos! Aún así nosotros resistimos y reinamos en el país de las avispas durante dos apacibles días. ¡Y hemos comido pescado todos los días desde entonces!

Sin embargo estos pequeños insectos empezaron a ser bastante pesaditos y decidimos poner rumbo un poco más al Norte sin actualizar la previsión meteorológica adquirida hacía tres días. ¿Y qué pasó? Pues que nos comimos un buen viento de Meltem fuerza 6 en plena proa y tuvimos que desistir de nuestro destino para refugiarnos en Methana. Distancia realizada entre los dos puntos: 4 millas (aprox. 8km). Distancia que se pretendía hacer: 12 millas (aprox. 24km).

Y e aquí que nos encontramos desde hace un par de días esperando que los dioses sean clementes y nos brinden una pequeña tregua para poder seguir nuestro camino y poder así encontrar a nuestro amigo Joaquim que llega a final de mes.


miércoles, 10 de julio de 2013

Escapada imprevista

Esta primera semana de Julio hemos hecho una escapada a Barcelona. Un poco de añoranza y varias gestiones pendientes nos han animado a coger un vuelo hacia tierras catalanas. Han sido unos días muy intensos de reencuentros y gracias a la sobre-alimentación que nos ha brindado todo el mundo durante estos diez días ahora no nos hace falta comer mucho.



Actualmente nos encontramos en Poros preparando de nuevo el barco para esta temporada de verano llena de visitas. ¡A explorar el Mar Egeo!

viernes, 21 de junio de 2013

Adaptación a Grecia

Hace ya casi un mes que estamos en aguas griegas y por el momento podemos decir que nos está resultando bastante... “deportivo”.

En la Isla de Zakinthos pasamos una noche en el muelle de Nikolaos. Siempre habíamos oído decir que los muelles en Grecia son gratuitos pero por el momento tanto en Argostoli (Kefallonia) como en Nikolaos (Zakinthos) nos hemos encontrado con el caso contrario.


Paisaje típico de las islas del Mar Iónico


Con sus impresionantes olivos

Como el viento nos resultó ser favorable al día siguiente decidimos zarpar hacia Kerion, al sur oeste de la isla. Cuando ya estábamos llegando quisimos arrancar el motor pero éste opuso más resistencia de lo normal y al final tuvimos que anclar en el fondeadero de noche y a vela... Para ser la primera vez nos salió bastante bien! Al día siguiente lo estuvimos comentando con Armand de la Salamandre y Olivier se pasó todo el día limpiando el depósito de gasoil. Entre baño y baño también nos dimos cuenta de que habíamos perdido la pieza que sujeta la hélice (por suerte la hélice seguía en su sitio!) así que alquilamos un coche por dos días, un día entero dedicado a encontrar la pieza y el otro para recrearnos un poco por la isla.


Playa del naufragio en  Zakinthos

Cuando el tiempo fue de nuevo clemente con nosotros pusimos rumbo a Katakolo, en el Peloponesio. Gran bahía con mucho espacio para fondear y un pequeño puerto donde atracan enormes barcos de crucero para que sus pasajeros puedan ir a visitar Olimpia. Y nosotros nos unimos a ellos, claro!

La primera competición en Olimpia tuvo lugar por primera vez en el año 776 a.C. para celebrar la victoria del héroe Pelopos contra el rey Oenomaos. Los juegos Olímpicos se celebraban cada cuatro años durante la primera luna llena del solsticio de verano, durante una gran fiesta dedicada a Zeus. Las ruinas se encuentran en una gran explanada de unos 25.000 m2 y allí se puede descubrir cómo se desarrollaba la vida en torno al gran acontecimiento cuatrienal.


Mucha calor en Olimpia...




El estadio...

En la cena de despedida de la tripulación de la Salamandre quisimos enseñarle a Armand lo bien que funcionaba nuestro motor después de haber limpiado el depósito... Y el muy mal bicho se paró y no volvió a arrancar! Al día siguiente Armand y Olivier lo revisaron de arriba a abajo y finalmente descubrieron que el codo del tubo de escape estaba completamente obstruido por la combinación de hollín de los gases de combustión y el agua salda que pasa por dicho conducto para refrigerar el metal. Menos mal que Armand es un muy buen mecánico y nos ofreció su ayuda porque si no...

Una vez todo en regla y después de haber pasado dos meses navegando con la Salamandre el momento del adiós llegó y Armand y Brigitte pusieron rumbo de nuevo hacia el norte y nosotros hacia el sur. Creo que en el mar las relaciones se viven muy intensamente porque en el fondo sabemos que más tarde o más temprano los caminos se separan.


Isla de Monemvasia con su ciudad enmurallada 

Y aquí llega nuestro periplo... 24 horas de navegación y llegamos a la bonita bahía de Porto Kagio. Rincón precioso, baño, una buena comida seguida de una siesta, una peli... y a las tres de la mañana se levanta un viento descomunal, nos despertamos no se como y cuando sacamos la cabeza vemos que el ancla se ha soltado del fondo y el barco se abalanza muy rápido contra otro barco. Pánico! Motor a fondo (no tengo palabras para expresar mi agradecimiento a Armand) y salimos a toda máquina en mar abierto! Nada! Una noche más navegando! Rumbo a Elafonisos para poder pasar una noche tranquila antes de pasar el temido cabo Malea. Playa paradisíaca bien protegida excepto por vientos provenientes del oeste. Y, efectivamente, cuando estaba anocheciendo los vientos provenientes del oeste llegaron con fuerza y levantaron una ola espantosa que nos obligó a ponernos en marcha de nuevo! El viento cambió mil veces de dirección y de intensidad y tuvimos que esquivar un gran número de barcos de todo tipo y tamaño al pasar el cabo. Finalmente llegamos por la mañana al bonito puerto de Monemvasia, donde hemos disfrutado de la compañía de gente muy agradable y hemos nadado con tortugas de mar enormes.


Fue duro subir a bordo este atún!


Olivier no suele navegar en ropa interior... estaba durmiendo cuando picó la lampuga!


Y lo más gracioso es que picaron con este trozo de cuerda desilachado que hizo Olivier!

Ahora mismo os escribimos desde Poros, un rincón bastante turístico pero muy bien protegido de cualquier viento. Dormimos a pierna suelta desde hace varios días.


viernes, 7 de junio de 2013

Un Año a Flote!

Un año ya... ¿¡Un año ya!? Pues si, un año ya desde que largamos amarras del Puerto de Premià de Mar a las 19,45 (hora local) el 8 de Junio del 2012 rumbo a Ibiza. Y vaya rumbo... No llegamos a destino hasta el 11 de Junio (del mismo año) por la mañana. ¡Pensaba que no llegábamos nunca! Y es que ya lo dice nuestra amiga Brigitte del barco Salamandre que... “la navegación a vela es el medio de transporte más lento, incómodo y húmedo que se puede encontrar para llegar a un sitio donde uno no tiene nada que hacer”



Un año sin rumbo fijo...

Lo más sorprendente de todo es lo rápido que pasa el tiempo haciendo “nada”. ¡Y el trabajo que conlleva! 


El barco ha sufrido grandes reformas durante este año!

Nos preparamos para zarpar. Lo primero es intentar colocar todos los objetos en algún lugar X de manera que no se caigan cuando el barco se agite en todos los sentidos. Es en esos momentos en los que me alegro de haberme entrenado concienzudamente al Tetris cuando era pequeña. Desmonta por aquí, monta por allí, funda fuera, ánodos guardados, tensa por aquí, afloja por allí, preparados para subir el ancla, comentamos cómo vamos a hacer la maniobra, algún que otro grito y tensión asegurada mientras la ejecutamos y después nos pasamos el resto del viaje discutiendo el porqué el otro no ha hecho la maniobra como se había acordado.

Y mientras, los objetos que habían sido colocados meticulosamente en su lugar X van saliendo de su sitio para situarse un poco por todos lados y hacer así que el transito por el barco sea un poco más complicado de lo habitual... Cuando llegamos a destino suele parecer que un tornado ha pasado por encima nuestro. Sin contar con que has pasado varios días con la ropa interior y los calcetines empapados y que has dormido de manera intermitente. Bueno, en este punto tengo que confesar que si el viento ronda los 35 nudos me empieza a entrar una especie de fiebre extraña y me tengo que ir a dormir. Se me suele pasar cuando el viento amaina, es un fenómeno muy curioso...


Una noche cualquiera de guardia


Con todo en su sitio, claro!


Y Olivier siempre alerta, como siempre!

Por otro lado está la vida a bordo. Toda llena de ergonomia y confort. Cada uno disponemos de un armario del tamaño de una caja de zapatos y hacemos churritos con nuestra ropa para poder así encajar más piezas. Aunque poco importa porque nos pasamos las semanas enteras con la misma indumentaria sin preocuparnos mucho por nuestro estilo, el cual suele ser bastante ecléctico. Nos cortamos el pelo el uno al otro y gracias a nuestra nueva “moto” ahora lucimos unos peinados sin trasquilones. El agua es algo básico y limitado en un barco así que la racionamos como si fuera oro líquido. Cuando bajamos a tierra normalmente nos paseamos con un bidón vacío y nuestra moda ecléctica por si encontramos una fuente por el camino. En referencia a la electricidad hemos avanzado un mundo. Disponemos de energía solar desde hace menos de un mes, lo que nos da una gran libertad para encender más de una bombilla a la vez. Y la nevera, gran desconocida para nosotros durante un año, nos aporta ahora maravillosas y refrescantes cervezas que alivian cualquier calvario habido o por haber.


Haciendo una colada durante una navegación sin apenas viento...


Esta es nuestra ducha, íntima y personal!


Durante cuatro días de navegación se puede moldear el pelo como se quiera.
Se ahorra mucho en gel de peinado!

Y llegamos, inevitablemente, a la parte humana del asunto. Olivier y yo. Un espacio reducido y una pareja que ha pasado 1 año, 365 días, 8.760 horas junta de golpe cuando anteriormente apenas se veían debido a una incompatibilidad horaria... Requiere de un poquito de paciencia y bastante humor. Por ambas partes, sin lugar a dudas. Y podemos afirmar que hemos pasado la prueba, seguimos a flote. Incluso nos seguimos riendo juntos. Y encima estamos contentos de la elección que hemos tomado. Incluso pensamos seguir con esta aventura quien sabe durante cuanto tiempo más. 


Un abrazo a todos y gracias por seguir el blog y por los mensajes!