Nos han vuelto a acompañar en esta
travesía los delfines un buen rato y llegando al Golfo de Bonifacio
al atardecer nos dimos cuenta de que teníamos alrededor nuestro un
grupo de atunes que nadaban a nuestra velocidad. Poco después
aparecieron otro grupo de delfines que buscaban su cena entre los
atunes. El espectáculo fue magnífico!
Tuvimos la brillante idea de preparar
una caña para ver si pescábamos algo y apoyamos la caña sin
fijarla mucho. Al atardecer sentimos un golpe y un “choff” y esa
fue la última vez que vimos nuestra caña de pescar... Era la
primera vez que pescábamos algo gordo! Si pasáis por Corcega y veis
un atún con una caña colgando, es nuestra!!!
Llegamos tranquilos a Porto Vecchio y
desde entonces hemos sido secuestrados por las tías de Olivier. Nos
están cebando para cuando volvamos a partir y tengamos que soportar
penurias y comer latas de sardinas! Jeje!
Jugando a Rummikub, imprescindible después de cenar!
Desayunando en la terraza.
Un paseo en altitud por la garganta de la Restonica, es como pasear por los Alpes!
Celebrando mis 33 veranos en el restaurante Cucuruzzu, menuda comilona!!
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