Seguimos en el puerto de Monastir (Túnez), disfrutando de un invierno suave, de los buenos alimentos de mercado, de la compañía y anécdotas de nuestros vecinos de este poblado nómada y de la satisfacción de ir trazando nuestra propia singladura. Esta pequeña pausa invernal también nos está yendo muy bien para poder poner a tono el barco, siempre hay algo pendiente en la lista de "
cosas por hacer"!
Hemos limpiado y vuelto a pintar la obra viva con la pintura de zinc
Y si no podemos ir a la barbacoa de los domingos... la barbacoa viene a nosotros!
Uno de tantos pescadores del puerto
Estas fiestas hemos disfrutado de la compañía de mi mamá. Para ella ha sido un poco difícil el adaptarse a la vida cotidiana del barco y, sobre todo, por estar rodeada de francófonos... El idioma supone una barrera importante! Por otro lado hemos podido visitar y gozar de las buenas temperaturas y bonitos paisajes de este país.
Callejeando por la medina de Tunis
Varios de los impresionantes mosaicos del Museo Arqueológico de Sousse
Entre esta vida un poco contemplativa y las comilonas que se organizan a menudo en el pantalán hemos cogido unos cuantos quilos de más... Así que nos estamos poniendo las pilas en tema de deporte. Tenemos que estar en forma para cuando re-emprendamos nuestro rumbo! Imaginamos que a finales de Marzo la meteorología será más clemente y dejaremos Túnez para continuar nuestro rumbo hacia el Este del Mediterráneo.
A Diego le costó un poco romper la piñata de su cumpleaños "made in" Hephaïstos!
¡Os deseamos un feliz año nuevo lleno de muchas alegrías!