El lunes 24 de Septiembre
llegaron nuestros amigos Itziar y David al puerto de Palermo. Para
Itziar fue bastante duro el cambio de temperatura entre Bilbao y
aquí... Menudos coloretes tenía! Durante ese día y el siguiente
aprovechamos para pasear entre las caóticas calles de Palermo y
visitar el museo del “Palazzo Branciforte”. Una chica siciliana
muy simpática nos guió por el palacio y nos dio todo tipo de
explicaciones en español, nos enseñó las impresionantes
estructuras dónde se guardaban los objetos del “Monte di Pietà”
(centro benéfico donde los pobres obtenían dinero empeñando sus
pertenencias) y nos guió hasta la sala donde se expone una bonita
colección de objetos que van desde la prehistoria hasta la época
romana de Sicilia. El famoso museo arqueológico de
A. Salinas está cerrado por trabajos de restauración hasta no se
sabe cuando.
Estaba ya oscureciendo y
estábamos preparados para salir cuando un vecino de pantalán nos
invitó a tomar una copa en su velero. Peter y Guy están llevando el
velero de 45 pies de un amigo desde Inglaterra a Grecia para dejarlo
allí una temporada. Entre risas y alguna que otra ayuda informática
de Peter al final dejamos Palermo a las 24:00h en dirección a las
Islas Eolias!
Mercado popular de fruta en las calles de Palermo
Al atardecer del día siguiente
ya estábamos a la altura de Alicudi, la primera isla que encontramos
empezando por el Oeste. Continuamos navegando un poco más y anclamos
al Nord-Oeste de Filicudi. Resulta bastante complicado fondear en
estas islas ya que son de origen volcánico y el fondo suele ser
rocoso y desciende muy rápidamente. Por la mañana nos dimos un baño
esquivando las medusas que abundan en el lugar y pusimos rumbo a
Salina. Una vez allí mojamos el ancla en la arena negra de la cala
de Pollara, también al Nord-Oeste y por la mañana volvimos a anclar
delante de la playa de Santa Marina para visitar el pequeño pueblo.
Aquí el barco quedó casi en la orilla porque el fondo descendía
vertiginosamente a pocos metros de distancia!
Foto tomada desde la cala de Filicudi, con las vistas de Alicudi al fondo
David disfrutando del sol con Filicudi al fondo
Preparando una red para pescar en Salina, seguimos sin tener mucho éxito en la materia...
Saliendo de la cala de Pollara (Salina)
El Hephaïstos en la playa de Santa Marina, con Panarea (derecha) y Stromboli (izquierda) al fondo
Una pequeña siesta en tierra firme, en el paseo marítimo de Santa Marina (Salina)
Paseando por las calles de Santa Marina (Salina)
Esa misma tarde pusimos rumbo a
Stromboli, el único volcán de toda Europa en continua erupción. A
medida que nos íbamos acercando se veía más claro que en la cima
Oeste de la isla brotaba una pequeña fuente incandescente. Estuvimos
navegando de Norte a Sur delante del cráter durante unas horas y
cada media hora, más o menos, se veía escupir al volcán con más
intensidad. En una ocasión incluso vimos como la lava al rojo vivo
se deslizaba por la ladera hasta casi tocar el agua. Era
impresionante el intenso calor que notábamos desde el barco y cómo
se secaban los labios por ese ambiente tan especial.
Cuando ya nos entró el sueño
pusimos rumbo hacia Panarea y anclamos con las primeras luces del día
en Cala Junco, al Sur-Oeste de la isla. Es una cala de fondo de arena
negra con un brazo de roca que la envuelve, en cuya cima se puede
visitar un poblado prehistórico. Allá por donde vayas en Sicilia te
encuentras restos históricos impresionantes!
Los delfines nos vinieron a saludar de nuevo de camino a Stromboli!
El mar y el cielo se convirtieron en uno solo durante el atardecer
Atardecer en Cala Junco (Panarea)
Jugando con las piedras en la playa de Cala Junco (Panarea). Solo me falta un hueso en la cabeza... jajaja!
Continuamos nuestra ruta a la
mañana siguiente en dirección a Lipari. Allí hicimos una para en
Campobianco, donde hasta hace no mucho existía una explotación de
piedra pómez. Nadamos hasta la costa entre estas extrañas piedras
flotantes y nos maravillamos con las extrañas y coloridas rocas
volcánicas que cubren la costa. Proseguimos un poco más y anclamos
en la bahía de Lipari. Allí visitamos un poco la ciudad y nos
dirigimos al barco dispuestos a zarpar para cruzar el Estrecho de
Mesina. La predicción era de un viento suave pero no veas que
nerviosa me puse al ver que al poco tiempo de zarpar estábamos
rodeados de relámpagos por todas partes y que el viento subía! En
este rincón del Mediterraneo, por lo que hemos podido comprobar,
nunca coinciden las previsiones meteorológicas que anuncian en
Internet con la realidad. Continuamos como unos campeones y cuando
por la mañana vimos que soplaban alrededor de 35 Nudos de viento y
que nos era imposible poner rumbo al Estrecho, dimos la popa al
viento y nos dirigimos al puerto más cercano que encontramos: Tropea
(Calabria).
Allí nos llevamos una grata
sorpresa al descubrir que el puerto es libre, por lo menos durante
los ocho siguientes meses, ya que están cambiando de concesión.
Mientras esperamos durante dos días a que el viento nos fuera
favorable allí conocimos a los cuatro simpáticos tripulantes de un
velero francés (de Sète) que se dirigía hacia Grecia. Estaban muy
contentos de encontrar a gente joven de travesía, algo que parece
ser que escasea!
Itziar llevando la caña como una campeona con 35 Nudos de viento!
Recalada en el puerto de Tropea (Calabria)
Al fin conseguimos poner rumbo
hacia el Estrecho de Mesina. Nos hubiera gustado poderlo pasar de día
ya que el tránsito de barcos en esa zona es impresionante, pero al
final llegamos en plena noche. Con la ayuda del AIS y de los
prismáticos conseguimos esquivar los barcos que aparecían de todas
partes y al salir del estrecho nos deslizamos entre curiosos
remolinos, todo con la vela mayor y a motor para facilitar las
maniobras y hacerlas más rápido.
Una vez anclados en Taormina
hemos podido disfrutar de nuevo de las ruinas de su teatro griego y
también alquilamos un coche para poder visitar las ruinas de
Siracusa y su bonita ciudad e increíble museo arqueológico.
La tripulación completa con el Estrecho de Mesina al fondo!
Magníficas vistas del Teatro Antiguo de Taormina, desde donde se veía el humeante volcán Etna
Cueva de Orecchio de Dionisio, en Siracusa
El colosar teatro griego de Siracusa
Una de las impresionantes esculturas del Museo Arqueológico Regional "Paolo Orsi" de Siracusa
Atarceder en Siracusa
Ayer 6 de Octubre nos despedimos de nuestros
tripulantes Itziar y David y continuamos nuestra singladura
de nuevo solitos... Imagino que daremos la vuelta completa a Sicilia
y nos dirigiremos más tarde hacia Malta.
Muchas gracias a todos por
vuestros comentarios, como siempre nos hace mucha ilusión el recibir
noticias vuestras! Un abrazo muy fuerte desde el Hephaïstos!